Pinus Silvestrys
PINO SILVESTRE
(PINO ALBAR, PINO ROJO)
Este pino vive y vegeta por encima de 1000 metros de altura y se extiende desde Escandinavia y el Círculo Polar Ártico, en Siberia, hasta Sierra Nevada, en nuestra Península. Se caracteriza por tener la corteza de la parte superior del tronco papirácea y de color anaranjado, sus acículas cortas, y sus piñas pequeñas con las apófisis de las escamas salientes pero no revueltas. Busca en las alturas las bajas temperaturas que aminoren la falta de humedad; por el contrario, en gran parte de su área europea es un árbol de llanura, que esta considerado como especie resistente a lo que en estas latitudes consideran climas secos.
EL PINO SILVESTRE COMO BONSAI
El pino silvestre por sus características, es ideal para cultivar y modelar como bonsái, empezando por sus hojas pequeñas, sus piñas también pequeñas, el fácil cultivo y recuperación del transplante,
alambrado, pinzado, selección de agujas y yemas, la flexibilidad de los pinos. Es un pino que soporta bastante bien los cortes de poda y el trabajo de madera seca (siempre que el árbol este fuerte de vigor y enraizado correctamente.)
Es aconsejable hacer como mínimo dos veces al año tratamiento de funguicida y insecticida preventivo. Trabajando los pinos es como mejor se puede entender, el buen trabajo y resultados que se puede conseguir con esta especie, realmente flexibles y manejables en alambrar y colocar las ramas en posición deseada.
Las ramas más gruesas y viejas son las más complicadas de doblar, pero con rafia y alambre, se puede llegar a doblar ramas aparentemente imposibles de modelar, siempre esta la rama que es mejor no doblar por la rigidez que tiene. En ocasiones es mejor incluir en el diseño algunas ramas naturales y gruesas que intentar doblar o convertir en jin.
El pinzado lo realizarás en primavera cuando las nuevas velas alcancen el desarrollo máximo, justo antes de que formen agujas las pinzarás por la mitad, esto se realiza cada día, en época de inicio vegetativo, (mes de abril), solo irás pinzando las velas fuertes dejando las débiles. De esta manera conseguirás equilibrar las zonas de ramas y árbol. Solo eliminarás por completo la vela, cuando en un brote tengas por lo menos tres velas y la eliminada será la fuerte, dejando dos. Con esto conseguirás mejor distribución y orden de crecimiento. Seguimos trabajando, observando en todo momento que el alambre no se clave en la corteza. Es en la época de crecimiento cuanto más tenemos que estar pendientes del alambre, en el caso de que empiece a incrustarse en la corteza, ese sea el momento de quitar el alambre y si la rama no se queda en posición, volveremos alambrar de nuevo.
En el pino silvestre, como solo brota una vez al año es muy fácil no darte cuenta del crecimiento, y clavarse el alambre con facilidad, por eso tienes que estar muy atento y observar muy a menudo todas las ramas alambradas, y evitar esos surcos en la corteza que queda feo y no es natural. En septiembre y octubre, tenemos trabajo en los pinos. Nos toca limpieza de agujas viejas y selección de yemas, a la vez que hacemos este trabajo, en las zonas mas densas podaremos y aclararemos ramificación, cortando brotaciones de puntas de tres o mas yemas agrupadas en un mismo punto, (dejando alguna yema interior) estas yemas, sino se aclaran, la ramificación se forma basta y es todo lo contrario de lo que queremos conseguir, ramificaciones ordenadas y finas.
Hablemos de pinos yamadori
Es cierto que los árboles yamadori, son los más apreciados y valorados. Pero también es un valor natural que se respeten y que árbol que se recupere, tengas la certeza de que va a vivir, de lo contrario no lo tienes ni que tocar, y disfrutarlo en naturaleza. Pero si sabes bien que va a vivir, otro disfrute será que lo trabajes como bonsái, y lo admiren también otras personas, porque si no fuese por el bonsái, personas aficionadas al bonsái o no, no podrían admirar y disfrutar esa pequeña naturaleza.
El momento ideal para el yamadori, seria recuperar, en abril, las yemas comienzan su actividad y se nota que empiezan a ponerse mas rojizas y hinchadas. Ya es de saber que cuantas más raíces finas consigas al sacar (sin romper el cepellón), mas garantía tendrás que viva, (si no fuese así desistirás de la recuperación). En el caso de no tener suficientes raíces, podrías repicar el cepellón, en tres secciones y cada año repicar una parte, durante dos o tres años, cuando te asegures que tienes raíces nuevas, recuperar, de este modo podemos disfrutar todos, de este futuro bonsái, al asegurarte de que va vivir.
Raíces creciendo en campo, no existen raíces finas. Si cortamos y recuperamos al mismo tiempo y se nos rompe el cepellón lo mas seguro es que el árbol no viva. Necesitamos que en la recuperación saquemos el mayor número de raíces sin romper el cepellón. Lo mejor en estos casos es repicar las raíces.
Ejemplo de repicado: Partimos en tres partes el cepellón, a una distancia del tronco de 15cm aproximadamente, repicamos haciendo una zanja de profundidad suficiente para cortar todas las raíces, rellenamos la zanja con sustrato y regamos con un preparado con hormonas. Si no podemos ir a regar quincenalmente, al sustrato se le puede mezclar un gel humedecedor o algún sistema de gotero casero como una garrafa de agua con un orificio calculado que al día libere 1/2L de agua. Lo mejor seria regar semanalmente en días de verano. Primer año nacen nuevas raíces. Segundo año siguen creciendo las del primer año y nacen las del segundo año. Tercer año siguen creciendo las raíces del repicado del primer y segundo año y nacen las nuevas raíces del tercer año. Siguiente primavera se puede recuperar con toda la garantía de que vivirá. Cuando seguimos trabajando después de recuperar un yamadori. Al día siguiente de recuperar, es cuando comienza el trabajo del futuro bonsái. Pero no lo vamos a trabajar, mientras no estemos seguros que este fuerte y haya pasado como mínimo dos años, desde su recuperación, hasta ese día solo cultivaremos, y lo trataremos con cariño, el cuidado de riego, abono y mucho sol.
Es recomendable mantenerlo el primer mes a semi-sombra para cultivarlo después a pleno sol. En todo este tiempo que lo estas cuidando, piensas en el, cada vez que lo riegas, en tu mente planteas un diseño de cómo va ser este nuevo bonsái y lo que ayuda mucho es dibujarlo. Para mi es un verdadero compromiso el recuperar un árbol, y pienso, que en el momento que lo recuperas, es como un hijo, que tienes que cuidar y querer toda la vida. Si no va a ser a si, mejor no recuperar, el va a estar perfectamente en la naturaleza.
La tierra que uso para los pinos es 60% de akadama y 40% de volcánica fina 3-5 mm, o tierra pómez del mismo calibre, también van bien otras mezclas, pero con buen drenaje, o simplemente akadama 100%, (todas estas mezclas libre de polvo). El agua le gusta como a la mayoría de las plantas. Con un buen drenaje no tienes que tener reparo de regar abundantemente, todos los días en primavera y en verano incluso dos veces al día, pero evitando no regar en las horas de mas sol, y que la maceta no este caliente, (es importante regar dos horas antes de que el sol empiece a calentar) en otoño y en invierno, reduces el riego, pero el pino no tiene que pasar en ningún momento sed. Con el abono hay que ser generosos, y abonar cada mes, una o dos veces. Con los abonos líquidos tienes que ser menos olvidadizo y abonar sin romper el ciclo de etiquetado recomendado del fabricante, por lo contrario el abono orgánico, es mas fácil de recordar, porque cada mes, tienes que abonar, pero si pasaran unos días, el árbol sigue teniendo abono de la vez anterior.